En el caso de esta vivienda, el propietario nos comunicó que buscaba un material con el que no se tuviera que preocupar por su mantenimiento, algo que nos piden habitualmente.

También nos mostró su preocupación por las manchas, ya que había oído que las tarimas se manchan con facilidad, absorbiendo aceites corporales que pudieran caer, café… algo que también estamos habituados a escuchar.

Tras contarnos sus preocupaciones, le transmitimos calma, ya que la tarima exterior que le colocaríamos era de alta calidad, y muy fácil de limpiar, simplemente agua a presión.

Habitualmente, ofrecemos a los clientes más inseguros que prueben los materiales con aquello que les preocupa, por ejemplo, en este caso, tirando un aceite corporal encima de una muestra, para que ellos mismos puedan ver que no se incrustan las manchas.

Una vez resueltas todas las dudas del cliente, dimos comienzo a la obra, la cual no tuvo mayores complicaciones que las habituales, en este caso, los puntos más complicados fueron los encuentros con las puertas correderas y el punto en que la tarima exterior cambia de dirección, pero nada fuera de lo normal.

Una vez colocada la tarima, y el revestimiento en la pared, la terraza quedó perfectamente preparada para su uso, resistiendo todo tipo de manchas.